Una de las principales dudas que tenemos todas las mujeres durante el embarazo es si seremos capaces de notar que estamos en trabajo de parto. Tranquila: te aseguramos que te darás cuenta. No obstante, estás tan nerviosa que tu bolsa para el hospital lleva semanas preparada y no paras de preguntarte cómo sabrás si estás de parto, ¡te contamos cuáles son todos los síntomas!
8 síntomas para saber si estás de parto
El embarazo y el parto no son una ciencia exacta. Por más que sepas tu fecha probable de parto, no es más que eso: una fecha en la cual podrías dar a luz… aunque también podrías hacerlo antes, o también después...
Entonces, ¿cómo saber si estás de parto? Sin lugar a dudas, esta pregunta no para de darte vueltas en la mente e, incluso, puede que estés un poco nerviosa al respecto. Por esto, te presentamos los síntomas que no debes pasar por alto porque te indicarán que tu hijo está con ganas de llegar a este mundo.
1. La tripa se nota baja
Vale, este no es un indicador de que estás realmente en trabajo de parto, sino de que ese momento se acerca. Algunas mujeres experimentan una bajada de la tripa (ergo, del bebé) unos días antes del parto, otras, algunas semanas y otras, ¡el mismo día del parto!
Por lo general, se trata de un cambio corporal que se percibe a simple vista, pero que además genera un alivio en la madre quien nota que puede respirar mejor, sin esa sensación de ahogo tan habitual de los últimos dos meses de embarazo al andar o subir escaleras, y comer sin tener acidez.
2. Borramiento del cuello uterino
Durante las últimas semanas del embarazo, deberás visitar a tu obstetra cada semana y, durante las últimas semanas, es probable que tengas cita cada un par de días. Durante estas visitas, el médico mirará cómo se encuentra el cuello uterino para corroborar si se ha iniciado la dilatación y si hay borramiento, es decir un adelgazamiento del cuello uterino.
Por lo general, las madres primerizas inician la dilatación lentamente, mientras que las multíparas son capaces de dilatar y borrar el cuello del útero más rápido, aunque suelen mostrar una dilatación previa (por ejemplo, tener un par de centímetros de dilatación un par de semanas antes del parto, pero dilatar de manera activa más rápido llegado el momento del parto). No obstante, esto depende de cada mujer.
3. Incremento de las contracciones de Braxton Hicks
Tu cuerpo se prepara para el parto con las contracciones de Braxton Hicks. Por lo tanto, es lógico pensar que a medida que el parto se acerca estas aumentan. Si sientes que tu vientre se pone duro más seguido, estáte atenta. Las Braxton Hicks no indican el inicio del parto, pero sí que el mismo se está acercando. Cuando realmente te pongas de parto, estas contracciones desaparecerán y serán reemplazadas por las “reales” que te ayudarán a dilatar y expulsar al bebé y a la placenta.
¿Cómo saber si se trata de Braxton Hicks o de contracciones de parto? Cuando tengas contracciones regulares cada 5 minutos durante al menos una hora, acude al hospital o llama a tu médico.
4. Síndrome del nido
Muchas mujeres experimentan un subidón de energía los días previos a dar a luz. Se despiertan por la noche con ganas de ordenar, tienen ganas de mover muebles y de preparar la casa para la llegada del bebé. La anidación es un típico síntoma de que el parto está cerca.
5. Expulsión del tapón mucoso
El tapón mucoso protege el cuello del útero para evitar que las bacterias puedan generar una infección durante la gestación. Cuando se acerca el parto, comenzarás a expulsar este tapón. Esto es necesario para liberar el canal vaginal y permitir el nacimiento de tu hijo.
Algunas mujeres pueden notar una secreción rosada en su braga, aunque muchas no se dan cuenta de la expulsión del tapón mucoso.
6. Cansancio
Algunas mujeres experimentan un cansancio extremo justo antes de ponerse de parto. La energía de la anidación da lugar a una fatiga similar a la de los tres primeros meses. Si te sucede, aprovecha a dormir porque necesitarás la energía en poco tiempo.
7. Aparición de las contracciones de parto
El trabajo de parto viene acompañado de las contracciones de parto. Notarás la diferencia con las Braxton Hicks porque estas no se localizan en el vientre, sino que se sienten como calambres en el abdomen y en la parte baja de la espalda. Normalmente, sentirás estas molestias de forma espaciada y, poco a poco, notarás que la molestia se hace más regular.
Puedes probar a cambiar de posición o darte una ducha, si las contracciones se ralentizan, se trata de Braxton Hicks; si, en cambio, se alivian levemente, pero continúan su curso: enhorabuena, estás cerca de conocer a tu pequeñ@.
Ha llegado, entonces, el momento de cronometrar las contracciones. Recuerda tomar nota del momento en el que inicia y finaliza cada contracción para, de esa forma, saber exactamente si son regulares y si aumentan en duración en el tiempo, además de disminuir la separación entre una y otra.
8. Rotura de aguas
Lo hemos visto en un sinfín de series y películas: la embarazada rompe aguas y se apresura al hospital. Lo cierto es que no todas las mujeres rompen aguas, muchas llegan al hospital con contracciones de parto y dilatación, y las aguas se rompen solamente al momento de dar a luz.
No obstante, si rompes aguas, sabrás que tu hijo está por nacer. Acuérdate de prestar atención al color de las aguas de tu fuente. Las aguas claras indican que todo marcha sobre ruedas; por el contrario, las aguas teñidas de sangre o de meconio, podrían indicar complicaciones. En este último caso, apresúrate al hospital.
Cada mujer y cada embarazo es diferente. Sin embargo, en general los partos son procesos largos que pueden durar, incluso, más de un día. Por supuesto, hay primíparas que dan a luz en tiempo récord, pero no te preocupes por eso: lo importante es que tanto tú como tu hijo estéis saludables.