¿Has oído hablar de las perlas de Epstein? Si tu bebé recién nacido tiene un bultito blanco en la boca que se asemeja a un diente, no te emociones: probablemente no sea su primer diente, sino una perla de Epstein. Te lo contamos todo al respecto.
¿Qué son las perlas de Epstein?
Lejos de tratarse de joyas, las perlas de Epstein son, en realidad, quistes gingivales que tienen forma de perlitas blancas o, a veces, amarillentas en las encías o el paladar del recién nacido.
Estas marchitas no son graves ni problemáticas. De hecho, son bastante comunes en los neonatos. Tanto que se considera que 4 de cada 5 las padecen (1). Por supuesto, esto no quita que al ver una mancha blanca en la boca de tu hijo, te des un susto de muerte. ¡Nos pasa a todas! Pero tranquila porque no tienen nada de malo.
Síntomas de las perlas de Epstein
Si hablamos de los síntomas, la realidad es que la única sintomatología es la presencia de una especie de perla en la zona bucal. Habitualmente, se ubican en las encías, aunque también es posible encontrarlas en el paladar.
Estos nódulos blanquecinos amarillentos pueden asemejarse a un diente que está saliendo y, por este motivo, muchos padres se emocionan pensando que a su bebé ya le está asomando su primer diente cuando, en realidad, se trata de una perla de Epstein. Antes de correr a comprar su primer mordedor, asegúrate 😉.
Predisposición a las perlas de Epstein
Ahora que ha quedado claro que las perlas de Epstein no son problemáticas ni dolorosas, hablemos de por qué aparecen en algunos niños y en otros no.
Los especialistas creen que existe una cierta predisposición a la presencia de las perlas de Epstein relacionada con diferentes circunstancias. Así, la probabilidad de su aparición aumenta:
- Cuanto mayor es la madre.
- Cuando el bebé nace tras su fecha estimada de parto.
- Si el bebé tiene mayor peso al nacer.
Causas posibles
La presencia de las perlas de Epstein tiene una relación con el desarrollo del bebé. Por algún motivo aún desconocido, una pequeña porción de piel de la boca se llena de queratina formando, así, el quiste.
Esto significa que la perla se forma ya en el útero. Por eso, no es raro que un recién nacido puedas presentar estos bultos blanquecinos. En este punto, queremos recalcar que no has hecho nada “malo” durante el embarazo ni has perjudicado a tu hijo de ninguna manera. Recuerda: estas perlas no son dolorosas ni suponen una enfermedad.
Tratamiento de las perlas de Epstein
Las perlas de Epstein no implican la presencia de un malestar o una enfermedad. Por lo tanto, ¡no es necesario realizar ningún tratamiento! De hecho, las perlas suelen reabsorberse y desaparecer por sí solas, sin necesidad de medicamentos ni ninguna clase de manipulación. Habitualmente, dejarás de verlas unas dos semanas tras el nacimiento.
Te recomendamos que no manipules de ninguna manera estas perlas. Esto significa que no debes extirparlas, cepillarlas ni pincharlas. ¡Deja que la naturaleza siga su curso!
No obstante, es recomendable que acudas al pediatra para obtener un diagnóstico. Si realmente tu bebé tiene estos quistes, no deberás hacer nada. Sin embargo, la candidiasis bucal, una afección causada por levaduras, puede presentarse a través de manchas blancas en la boca. Igualmente, el bebé suele encontrarse molesto e irritable. Por este motivo, lo ideal es que tu médico de confianza revise a tu hijo.
En caso de detectarse la presencia de candidiasis bucal, tu bebé deberá recibir un tratamiento antibiótico y tú también si le das el pecho. Esta enfermedad es altamente contagiosa y, por eso, es necesario tratar el pecho también para evitar, por un lado, las molestias que puede causarte y, por otro, el re-contagio de tu hijo.
¿Tu hijo tiene perlas de Epstein? Relájate: ya pasará. Y verás que muy pronto, antes de lo que puedes imaginar, empezará a cortar sus primeros dientes y ahí sí, la emoción será real.