¿Sabes qué es la ingurgitación mamaria? Sin lugar a dudas, ya el nombre suena mal, ¿verdad? Básicamente, se trata del fenómeno de acumulación de leche en las mamas. Es algo muy habitual y, también, incómodo… tanto que puede llevar al abandono de la lactancia. ¡Infórmate al respecto a continuación!
¿Qué es la ingurgitación mamaria?
Como ya te dijimos, es ese momento en el que tus mamas se llenan de leche, tanto que puedes notarlas pesadas y, sobre todo, muy sensibles.
Suele suceder con la subida de la leche (entre el segundo y el tercer día tras el parto), pero también frente a otras situaciones particulares, por ejemplo si estás separada de tu hijo y no puedes amamantar. Otra causa es el uso de una programación u horario para amamantar.
No obstante, existen además otras circunstancias que pueden propiciarla, por ejemplo:
- La mala posición al amamantar que no propicia el vaciado de las mamas.
- Una succión insuficiente o ineficiente por parte del bebé.
- Una relactación (propiciar una segunda subida de la leche para continuar con la lactancia).
En todos estos casos, las mamas no se vacían lo suficiente ni en el lapso de tiempo adecuado; por lo tanto,estas se llenan y aparecen las molestias que señalaremos a continuación.
¿Por qué se produce?
Lo cierto es que no se sabe al 100% por qué algunas mujeres padecen de ingurgitación mamaria y otras no. Sin embargo, este fenómeno se asocia a los partos largos, ya que se cree que los fluidos intravenosos acelerarían la producción de leche y, por lo tanto, su acumulación.
Asimismo, las mujeres que han tenido un inicio difícil de la lactancia materna, ya sea por separación, problemas maternos o del bebé, tienen un mayor riesgo de padecerla.
¿Cómo puedo saber si padezco ingurgitación mamaria?
No es difícil darte cuenta de que padeces de ingurgitación mamaria. De hecho, los síntomas son muy notorios.
Principalmente, sentirás que tus senos están llenos. Los notarás duros al tacto, como una piedra, y pesados. Puedes sentir molestias, incluso al realizar movimientos suaves. Hasta el contacto con tu sujetador puede ser una tortura, ni hablemos del bebé agarrándose al pecho. No obstante, cuando comienza a succionar, sientes un alivio inmediato.
Principales consecuencias de la ingurgitación mamaria
Las consecuencias de la ingurgitación mamaria son muchas, entre ellas (1):
- El pecho está tan lleno y duro que al bebé le cuesta cogerse al mismo.
- Angustia por no poder alimentar correctamente a tu hijo y, a la vez, por el dolor que sientes.
- Dolor.
- Aparición de grietas, ya que el bebé no puede cogerse correctamente.
La consecuencia directa, y la más grave, de todos estos padecimientos es el abandono de la lactancia materna. Como ya te dijimos, son muchas las madres que frente a este problema se ven incapacitadas para continuar con la lactancia. No dejes que este sea tu caso; si realmente deseas amamantar, puedes superar la ingurgitación mamaria y darle pecho a tu hijo tanto tiempo como desees.
¿Cómo tratar la ingurgitación mamaria?
Lo primero que debes saber es que la ingurgitación mamaria es dolorosa, pero tratable. No impide la continuación de la lactancia materna. De hecho, el principal tratamiento de la ingurgitación mamaria es no dejar de lactar. Pero veamos todas las posibilidades a continuación:
- Continúa dando el pecho a tu hijo a demanda: olvídate del reloj. Intenta, por supuesto, que el bebé se coja lo mejor posible al pecho para evitar otras complicaciones como las grietas. Para ello, puedes vaciar previamente un poco el pecho. Así, la mama no estará tan tensa y el bebé podrá cogerse mejor al pezón.
- Aplica frío sobre los senos: el frío baja la inflamación. Puedes utilizar hojas de col frías y aplastadas con un rodillo directamente sobre el pecho; o empapar papel de cocina con queso quark bien frío y colocarlo sobre el pecho; o envolver algún alimento congelado con un paño y colocarlo sobre la zona afectada. Antes de proceder, ten en cuenta que debes cubrir el pecho, pero no el pezón.
- Masajea el pecho para ablandar la zona: los masajes se aplican en el área de la areola, moviendo los dedos hacia las costillas. Este procedimiento es ideal antes de amamantar. Eso sí, ten en cuenta que puedes perder leche mientras lo llevas a cabo.
- Tomar paracetamol para ayudar a desinflamar la zona y controlar el dolor. El paracetamol es seguro durante la lactancia (2). No obstante, consulta al respecto con tu médico de confianza.
4 errores que no debes cometer si tienes ingurgitación mamaria
Por lo general, cuando amamantamos, recibimos toda clase de consejos bienintencionados que no siempre son adecuados. Entre ellos, destacan:
- Aplicar calor: la ingurgitación mamaria es una inflamación. Si bien el calor te aliviará el dolor, no mejorará el problema. Opta por el frío como señalamos en el apartado anterior. Por supuesto, una ducha tibia también contribuirá a aliviar el dolor.
- No dar de mamar: frente al dolor y al miedo de heridas, muchas madres dejan de amamantar a sus bebés. No obstante, si tienes el pecho lleno de leche, necesitas que te ayuden a vaciarlo.
- Vaciar el pecho con un extractor de leche: utilizar el extractor de leche no está mal. De hecho, puede ayudarte. Eso sí, lo mejor es no vaciarlo por completo (al menos al principio) para evitar que vuelva a llenarse totalmente y el problema se extienda en el tiempo.
- Tomar analgésicos no recetados por el médico. Consulta con tu médico para asegurarte de que el analgésico es compatible con la lactancia.
La ingurgitación mamaria es un problema muy común tras el parto. Respira hondo y estáte tranquila. Suele durar entre 24 y 48 horas y, si sigues estos consejos, la resolverás sin inconvenientes y tendrás una bonita lactancia materna.